¡Terminemos el tema de las copitas! (El Alcohol y la Biblia Parte 2)

Continuando nuestro blog anterior sobre el alcohol…

La enseñanza del NT en cuanto al consumo de vino se pueden clasificar en dos categorías:

1) Amonestaciones contra el abuso del vino, que es referida en pasajes que hablan contra la embriaguez, la borrachera, el ser «dado al vino», etc. En este aspecto no he encontrado realmente nunca oposición dentro del Cuerpo de Cristo a reconocer que el abuso (aún mínimo) del alcohol en general es un pecado, por lo que no voy a ahondar más en este aspecto.

2) Enseñanzas en cuanto a la forma en que el cristiano debe manejar su libertad de consumir vino con el fin de promover su propio crecimiento espiritual y el de los demás. Es este el aspecto en que me voy a enfocar, porque es aquí donde existe muchas veces confusión.

El Amor, límite a la Libertad Cristiana

Creo que el pasaje más claro del NT en cuanto a la perspectiva cristiana hacia el vino viene del pasaje de Romanos 14 que habla sobre el correcto uso de la libertad cristiana. Este libertad se debe entender como la libertad de poder consumir todo tipo de alimentos y bebidas (que no sean tóxicas), independientemente de su trasfondo ritual en el AT (v.20″:…todas las cosas a la verdad son limpias»). En otras palabras, la libertad de poder consumir cerdo, mariscos, y otros animales que era ritualmente inmundos en el AT. Este pasaje no está hablando de libertinaje, que es la actitud de poder hacer todo lo que se me venga en gana, y contar con la aprobación del Señor.

El versículo cumbre en cuanto al vino en este pasaje es el v.21 :»Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite». Este versículo es la conclusión final de todo el razonamiento del apóstol en los versículos anteriores tocantes al consumo de comidas y bebidas. Para explicar correctamente el contexto de este pasaje, hay que explicar a qué se refiere este pasaje cuando habla de comer carne. No se está de ninguna forma promoviendo el vegetarianismo (el cual es un concepto pagano de las religiones del oriente), sino al consumo de carnes no autorizadas por la ley Mosaica, o bien carnes cuyo trasfondo de producción podría incluir prácticas idolátricas. El pasaje NO está hablando de la pregunta si un creyente debería comer un bistec de lomo de aguja de una res que fue matada en un trasfondo secular (sin dedicación idolátrica). Esta comida obviamente es aceptada por todos, excepto por la mente pagana contaminada por la Nueva Era.

La conclusión final de este pasaje es que a pesar que el creyente es libre para ingerir cualquier alimento o bebida (no tóxica), esta libertad debe estar sometida al criterio del amor y de la reputación del evangelio. Si ofendo y hago tropezar a mi hermano por mi consumo de carne (por la posible contaminación con la idolatría) o por mi consumo de vino (por el riesgo de caer en el abuso), entonces el criterio del amor a Cristo y al hermano rige sobre mi libertad de ingerir de todo. Dicha conclusión queda claramente enunciada en el v.15: “No hagas que por la comida tuya se piedra aquel por quien Cristo murió”. A pesar que este versículo habla solamente de la comida, el contexto de todo el pasaje claramente toca tanto la comida como la bebida (vino). Una conclusión similar se encuentra en 1ª. Corintios 8:11: “Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano”.

¿Pero qué de Timoteo?

Hay otro pasaje digno de comentar también, y está en 1a. Timoteo 5:13, donde el apóstol Pablo recomienda a Timoteo el usar «un poco de vino» a causa de su debilitada salud. Lo que se está tocando aquí no es una recomendación general a los cristianos de consumir un poco de vino, sino más bien trata del reconocimiento que el vino tomado en cantidades pequeñas (un poco de vino) puede tener buenas propiedades en la salud, y en aquel entonces donde había poca salubridad, era obviamente más seguro que el agua.

Concluyendo

¿Cuál es entonces la conclusión en cuanto al vino y el alcohol en general ? Después de mucho meditar en este punto he llegado a la conclusión que en nuestro contexto latinoamericano del siglo XXI es recomendable para el creyente abstenerse totalmente del consumo del vino. Primeramente porque el alcoholismo en nuestro medio es un mal endémico, responsable del resquebrajamiento de cantidad innumerable de familias, muerte prematura de jóvenes, muerte de adultos, ruina económica, etc. El consumo moderado y responsable del alcohol en nuestro medio es poco frecuente.

En particular entre los jóvenes, el abuso del alcohol es casi la norma. Y este abuso no se da porque al joven no se le enseñó a consumir responsablemente el alcohol en casa, sino porque el joven, por su propia inmadurez, es fácilmente dado al abuso de una sustancia que le altera su personalidad para «bien», y le permite ser más suelto, feliz y arriesgado en su vida social. Creo que todos los que de alguna forma no crecimos en una burbuja sabemos cómo la adolescentes abusan del alcohol en la mayoría de oportunidades.

La responsabilidad del que ministra

Por otro lado, aquellos que tenemos un ministerio, por pequeño que sea, tenemos aún una responsabilidad mayor. El consumo del alcohol (aún en forma responsable) por parte del alguien que tiene un ministerio público puede causar gran daño al mensaje del evangelio, poniendo tropiezo a aquellas personas que recién están escapando de la vida mundana donde el alcohol es el ingrediente indispensable. Estas personas, al ver a un líder cristiano consumiendo alcohol, pueden pensar que la camaradería y ambiente cristiano también es un lugar donde el alcohol reina, y donde su consumo se celebra y promueve. En otras palabras, buscando salir del ambiente del mundo donde en toda reunión se le presenta la tentación, llegarían a la Iglesia, solamente para darse cuenta que ahí también la tentación del alcoholismo está presente.

¿No tienes un ministerio público y por eso crees que estás exento de esta categoria? ¿Eres padre, eres madre, eres hijo, eres nieto? Piénsalo otra vez, ¡sí tienes ministerio!

Exhortación final

¿Prohíbe la Biblia el consumo de vino y del alcohol? No. ¿Es recomendable el consumo de vino para un creyente en nuestro tiempo y contexto latinoamericano? No lo creo. Pero quien lo quiera hacer, piense cuidadosamente las consecuencias de su comportamiento a largo plazo, y tenga en mente la advertencia del Señor: “Imposible es que no vengan tropiezas; mas ¡ay de aquel por quien vienen! …” (Lucas 17:1).  El que aún meditando en esto, y delante del Señor, esté convencido que al consumir alcohol está «comiendo y bebiendo para la gloria de Dios» (1a. Cor. 10:31), que lo haga.

 En lo personal, recibí por un albañil en una construcción una exhortación que me hizo tomar mi última gota de alcohol… Se los cuento en otro blog…Que Dios les bendiga.

3 comentarios

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3 Respuestas a “¡Terminemos el tema de las copitas! (El Alcohol y la Biblia Parte 2)

  1. santiago muñoz

    estoy totalmente de acuerdo con su apreciacion

  2. Javier

    Totalmente de acuerdo. Gracias por compartir, tu experiencia enriquece la experiencia de los que te leemos… Dios te siga bendiciendo.

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