El año 2045 y la inmortalidad del hombre

En la portada de una de las ediciones más recientes de TIME, se anuncia que para el año 2045 el connotado futurista Raymond Kurzweil espera que el ser humano pueda alcanzar la “inmortalidad”. Solamente escribir ese término me da un poco de escalofríos. Para poder explicar por qué dicho concepto está en directa contraposición con la revelación bíblica es necesario entender desde un punto de vista escritural el concepto de “muerte”. Para estos biólogos y futuristas, totalmente ajenos a la revelación de las Escrituras, la “muerte” es simplemente la cúspide de las enfermedades a vencer, algo así como un “mega-cáncer”. Ellos razonan que así como la polio fue controlada por la ciencia, así lógicamente con suficiente avance científico la muerte también se podrá conquistar.

¿Qué dicen las Escrituras de la muerte? Según el primer libro de la Biblia, Génesis, la muerte fue la sentencia divina para el pecado de Adán y Eva. Dicha sentencia fue pasada por ellos a toda la raza humana, ya que ellos actuaron como las cabezas representativas de toda la Humanidad que saldría de sus genes. En otras palabras, mientras que el ser humano esté viviendo en un cuerpo salido de Adán, el ser humano no podrá conquistar la muerte. Punto. Es más, la muerte es una de los recordatorios más solemnes que enfrentamos los seres humanos regularmente que nos confrontan con la realidad que “la paga del pecado es muerte”, y que “Dios no puede ser burlado, todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”.